Pantalla negra.
Murmullos de niños, sonidos de movimientos a oscuras.
Se comienza a distinguir formas, los niños correteando por la habitación.
Entra un pequeño y débil halo de luz por debajo de la puerta y otro por una hendija de la persiana.
Todos los niños van en busca de un escondite.
Camilo busca alguien que lo proteja, pero su timidez, su temor y su indecisión no le permiten moverse, se encuentra estático y desesperado tanteando el aire siempre en el mismo sitio.
Luz busca a Fede en la oscuridad.
Natalia corre por la habitación sin darle demasiada importancia al juego, camina por el lugar como si la oscuridad no le impidiera ver el camino.
Luz siente la respiración de Fede , lo encuentra , se toman de las manos, abren un armario y se esconden dentro.
Se escucha una voz infantil detrás de la puerta que pregunta si están todos escondidos.
Camilo inmerso en su miedo solo desea que alguien abra la puerta y se haga la luz. Natalia no.
El niño que está afuera abre la puerta para comenzar la búsqueda, entra luz a la habitación. Camilo se alivia, pero el niño entra al cuarto cerrando la puerta detrás de si y devolviendo la oscuridad. Natalia escucha los pasos del niño. Camilo siente otra vez el miedo.
Natalia siente la presencia de Camilo y lo toma por la espalda para asustarlo.
Camilo grita, grita fuerte.
Se abre la puerta y una mujer enciende la luz.
Es la mamá de Luz.
Fin del juego.
Camilo se alivia. Natalia no.
La mujer consuela a Camilo y pide que todos salgan de sus escondites.
Niños que salen de debajo de las camas, de los rincones, detrás de las cortinas.
Luz y Fede no están.
La mujer pregunta por ellos.
Los comienza a buscar. Abre la puerta del armario y los encuentra abrazados en un beso chiquito.
Toma a cada uno de un brazo y los separa, los lleva a un pasillo fuera de la habitación.
Los demás niños salen corriendo hacia fuera.
Luz y Fede sienten vergüenza, la mujer los reta y los separa a cada uno en un rincón diferente del pasillo, se miran a la pequeña distancia con timidez.
Noche de miles de estrellas. Verano tibio
Campo abierto. Grillos y chicharras.
Una casita vieja con difusas luces amarillas, luces de baja tensión.
Olor a pasto verde y amarillo.
Los niños quieren atrapar bichitos de luz en el aire cálido.
Natalia está apenada, sentada en el pasto, sola, sus ojos pálidos clavados en el suelo. Los otros niños corren a su alrededor mientras juegan a atrapar estrellas voladoras. Camilo se acerca la toma de las manos y le entrega un bichito de luz, Natalia lo toma con sus dos manos, Camilo las acaricia, le cuenta que es un bichito que vuela en el cielo y brilla como las estrellas, Natalia sonrie, no sabe como se vè una estrella, pero si sabe que lindas son las caricias y siente que seguramente las estrellas se deben ver como una caricia.
Adentro la penitencia termina, la mujer permite que Luz y Fede salgan a jugar.
Corren con timidez, sin mirarse. No se acercan.
Fede atrapa una luciernaga. Lentamente se acerca a Luz.
Abre sus manos y el brillo del bichitpo sale de ellas.
Sus caritas se iluminan con su luz.
Pantalla negra.
Cielo oscuro y estrellado.
Pantalla negra
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