lunes, 11 de abril de 2011

Renata


Te planeaba en el aire de esa noche
Me anidaba en el envuelto musgo de mis pendientes cicatrices
Pisaba firme cada uno de tus rocíos
Era montaña de mis anestesias
Y penumbra de los rincones que nunca logré iluminar
Sangraba, es cierto, pero nada detenía el deseo de correr desnuda en el bosque
Vomitaba olvidos dolorosos, no puedo negarlo, pero el cielo brillaba de estrellas calientes
Supuraba los vacíos de mis miserias, debo confesar,
pero el agua lavaba cristalina mi paisaje muerto