martes, 10 de abril de 2012

Marco Polo

-: Marco! Gritaba
-: Polo!- le respondían.
Repetía-: Marco! Mientras con ojos cerrados adivinaba el recorrido invisible del agua.
Gritos aún mas lejanos le respondían -: Polo!
Sumergía la cabeza intentando escuchar el sonido subacuático vibrante y apagado que le contara adonde podía encontrar a los otros. Pero sumergido no escuchaba mas que sus propios latidos y una melodía que no lograba reconocer en la superficie.
Sin ningún registro de la presencia de otras personas en el agua seguía con los ojos cerrados respetando las reglas del juego.
Volvía su cabeza al fondo de la pileta y ya la melodía era mas intensa y cercana, los ojos cerrados percibían una luz cálida, el liquido alrededor parecía mas suave, envolvente y en cada inmersión tenía menos deseos de salir a la superficie para seguir jugando.
Sus latidos le resultaban musicales, amables y su cuerpo deslizándose por el agua se sentía libre, sin deseos de encontrar a nadie para seguir sintiendo esa luz liquida recorriendolo.
Fluía y ya no recordaba el juego.
La música era la compañía de su cuerpo flotando.

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